A la Ceiba o seiba (Ceiba pentandra,
perteneciente a la familia de las bombá-ceas), se le considera la madre de los
árboles. Su característica principal es su gran tamaño y
longevidad. Sus dimensiones promedio son de 50 metros de altura, aunque puede
alcanzar los 70 metros y su diámetro es de tres metros. Es un árbol de rápido
crecimiento que, según estudios, crece hasta cinco metros en solo cinco años.
Su tronco es cilíndrico, grueso, sólido,
recto y muy espigado; su corteza externa es ligeramente fisurada, en ocasiones de color gris verdoso,
y en etapa temprana presenta aguijones o espinas que desaparecen en edad adulta
para ofrecer una apariencia lisa, grisácea y ligeramente ensanchada (en forma de
barriga). Su corteza interna es de color crema amarillento, granulosa y con presencia de abundantes fibras.
La Ceiba crece en regiones cálidas muy secas,
húmedas, muy húmedas y pluviales, entre los 18° y 24° centígrados. Se adapta
con facilidad a todo tipo de suelo arenosos, arcillosos, inundables ó calizos
pero requiere de una alta demanda de luz para su crecimiento, razón por la cual
se desarrolla con frecuencia en lugares abiertos como terrenos talados a lo
largo de caminos, específicamente en las riberas de los ríos, pendientes
deforestadas, en tierras agrícolas abandonadas y en los claros de bosque con vegetación
secundaria aunque se puede encontrar también en bosques naturales cerrados.
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